Hace tiempo que en las consultas de psicología vemos que entre los adolescentes han incrementado las autolesiones. Estos suelen cortarse con objetos punzantes en el interior de los antebrazos de forma horizontal, en el interior de los muslos de las piernas, en la barriga, etc. No tienen intenciones suicidas. Lo hacen de forma oculta a los familiares, casi siempre de la misma forma. Saben que no lo deberían de hacer pero no pueden dejar de hacerlo. Han desarrollado un ritual secreto y placentero que sólo ellos o entre ellos conocen.
En los últimos días, diferentes medios de comunicación me han preguntado sobre el maléfico juego de la Ballena azul. Un juego que consiste en un conjunto de pruebas donde frecuentemente debes de autolesionarte hasta llegar el reto final que es suicidarte. Y éste sí ha ayudado a que los profesionales expliquemos que este fenómeno lleva tiempo aumentando en los consultorios médicos. Y que entre los mismos profesionales seamos más conscientes que autolesionarse tiene una nueva utilidad por el hecho de ser compartida a través de redes sociales.
¿Cómo puede ser que los adolescentes hagan esto?
Desde la Terapia Breve Estratégica pensamos que para que una persona instale y mantenga un problema es porque le da ciertos beneficios secundarios. Estos beneficios nos explican mejor el funcionamiento del problema, es decir, el para qué lo hacen, lo mantienen en el tiempo y no lo acaben por resolver. En el presente me gustaría explicaros las principales utilidades que tiene para un adolescente agredirse. En otras palabras los motivos por los cuáles lo realizan:
- Función anestésica, de calmar, la de salir de un dolor insoportable: seda el malestar o sufrimiento, es decir, si por ejemplo sienten un dolor muy grande porque les ha dejado su pareja, se autolesionan para provocarse un dolor más grande que les calme el dolor emocional que sienten. Como si de un ansiolítico o sedante potente se tratará. Y como neurológicamente funciona la persona empieza a usarlo poco a poco más.
- La función de obtener placer haciendo un acto transgresivo. Se ha demostrado científicamente que un ritual si se hace varias veces de la misma forma acaba generando placer. Científicamente está demostrado que extrañamente ciertas conductas que al inicio son una tortura, es decir, que proporcionan sensaciones desagradables si se realizan frecuentemente y, de la misma forma, acaban convirtiéndose en placenteras. Y encima, la búsqueda del placer se perfecciona y aumenta más si el adolescente tiene la motivación de colgar lo que hace en las redes sociales o entre los grupos de whatsapp.
- Función de reconocimiento social a través de whatsapp o redes sociales: Observamos que en la actualidad los jóvenes no solo logran el placer por el acto dañino en sí, sino que este placer es incrementado por la búsqueda de reconocimiento, de sentirse especiales, valientes, capaces, es decir, para ayudarles a construir una identidad. Podríamos decir, que aquí el joven hace una llamada de atención entre los chicos de su misma edad o del mentor del juego. Esto lo vemos en los casos de esos adolescentes que difunden sus autolesiones por las redes o participan en juegos como la ballena azul. Si encima quién lo ve le refuerza la actitud eso le aumenta su autoestima y la motivación para seguir haciéndolo.
¿Cómo lo suelen hacer?
La mayoría suelen buscar un momento que puedan estar solos o bien que nadie les pueda ver. Se autolesionan de diferentes formas: algunos se cortan con tijeras, otros pueden pellizcarse, otras rascarse hasta hacerse sangre, otros quemarse, o arrancarse cabellos/pelos, morderse, etc. Lo hacen de distintas formas y en distintos lugares del cuerpo que puedan ocultar. Aunque la forma más habitual de autoagredirse es a través de un objeto punzante haciéndose cortes en forma de rayas horizontales en antebrazos, en la parte interna de los muslos de las piernas, barriga.
¿Qué trastornos mentales tienen estos adolescentes?
Parece sorprendente pero la mayoría no tienen ninguna psicopatología. Suelen ser chicos sanos. Podría ser cualquier joven al que se le ocurra un día empezar hacerse heridas, y por desgracia descubrir que contradictoriamente obtiene efectos de bienestar. Y como de si de una droga se tratará se enganchen.
En la práctica clínica vemos mucha correlación entre trastornos alimentarios y autolesiones.
¿El adolescente que realiza este acto destructivo quiere matarse?
Esta es una de las preguntas que en la primera sesión de psicoterapia intento dejar muy claro a los familiares para tranquilizarlos. La gran mayoría no hacen estos actos ni para llamar la atención de sus familiares ni para suicidarse. Estos comportamientos no tienen intenciones suicidas, donde el objetivo sería sacarse la vida, sino que se usan para torturarse. Y esto lo tenemos claro en el momento que se transforma en una compulsión autolesiva, donde el joven lo hace cada vez con más frecuencia y lo que siente en torturarse pasa de ser dolor a sentir un placer sutil. De hecho, se acaba convirtiendo en una búsqueda compulsiva de sensaciones fuertes. A pesar que encontramos casos de adolescentes con un cuadro depresivo mayor y con pensamientos de querer desaparecer del mundo, ellos mismos explican que cuando se dañan es para obtener unos efectos concretos jamás con intención autolítica.
¿A qué se debe este aumento?
Desde mi punto de vista no se debe a únicamente una causa que provoca este fenómeno. Sino que es debido a un conjunto de causas que se retroalimentan creando este fenómeno. A continuación voy a citar algunas:
- El modelo familiar sobreprotector y permisivo excesivos.
- La familia como un núcleo de unión, incondicional está desapareciendo.
- Ser adolescente no es nada fácil porque viven un proceso de grandes cambios y, por lo tanto, es una etapa de mucha vulnerabilidad psicológica donde buscan la construcción de su identidad.
- La dependencia a las nuevas tecnologías: de la televisión, Ipad, Smartphone, ordenadores, videoconsolas, etc. Tu hijo en la vida virtual puede ser muy diferente al de la vida real, por lo tanto, retrasa, limita y controla que haga un buen uso.
- Cambio de percepción de las autolesiones como una cosa que hace una persona que está desequilibrada a algo que hace alguien “guai” que va contra las normas. Que las autoagresiones pasen de ser algo a que tapar y dar vergüenza a algo de moda que representa ser alguien.
¿Qué tratamiento es eficaz para solucionar las autolesiones?
Desde la Terapia Breve Estratégica llevamos aplicando un protocolo de intervención que consigue resolver esta problemática en breve tiempo. En nuestros estudios usando la metodología de investigación-intervención de más de 30 años de Giorgio Nardone hemos desarrollado dos tipos de intervenciones distintas según si la persona usa la agresión como 1) forma de calmar su dolor, o bien 2) para producirse placer. Las dos intervenciones son distintas tanto por lo que hace al diálogo que se usa como por las prescripciones que se indican.
Para resolver el caso de los pacientes que lo usan como función de sedarse de un dolor que sienten primero hay que identificar de que dolor quieren escapar. Pueden ser muy diversos: una pérdida, un abandono, un luto, un abuso, un acoso, acoso escolar o bullying, un maltrato, una violación, un sentimiento de culpabilidad, un hecho traumático, etc. Por el hecho de que hay tanta diversidad se necesita realizar una intervención a medida para los diferentes tipos de dolor. Estos traumas pueden desaparecer a través de sesiones de terapia post trauma.
Si se emplea el acto como una compulsión basada en el placer aplicamos un contraritual terapéutico hecho a medida para cada paciente. Con la finalidad de que el placer que le lleva autolesionarse se acabe transformando en una tortura. Le damos indicaciones precisas de cómo se deben de autolesionar. Y eso, ya no les gusta, porque cogemos el control a algo que para ellos es oculto y transgresivo y no les prohibimos que lo hagan pero que lo hagan de la manera que queremos nosotros. Todos sabemos que si queremos obtener resultados distintos debemos de atrevernos a hacer cosas diferentes.
Podemos realizar terapia familiar o terapia individual. Habitualmente consiste en ver al adolescente con su familia y les damos indicaciones a cada uno de los miembros. Al adolescente lo vemos junto con sus padres y también solo. Cuando está solo le damos las indicaciones directas de cuándo y cómo autolesionarse, así como trabajamos las otras problemáticas psicológicas que puedan estar relacionadas.
Más notícias sobre el tema:
Si quieres saber más sobre el Juego de la Ballena Azul puedes consultar mis intervenciones en:
– En Radio Nacional: aquí.
Júlia Pascual Guiteras. Psicóloga y psicoterapeuta oficial del Centro de Terapia Breve Estratégica de Giorgio Nardone.